Primero hablemos de la trufa negra, el ingrediente que más se utiliza cuando se quiere un resultado gourmet en un plato.
La trufa, conocida como el "diamante negro" de la cocina, es un hongo subterráneo que crece en simbiosis con las raíces de ciertos árboles como robles, encinas y avellanos. Existen diferentes tipos, pero las más apreciadas son la trufa negra (Tuber melanosporum) y la trufa blanca (Tuber aestivium). Estas últimas son menos apreciadas en la cocina gourmet ya que tienen un sabor menos intenso.
Su aroma único: intenso, terroso y ligeramente almizclado, con la capacidad de impregnar cualquier plato. Este perfume es tan apreciado que la trufa se ha convertido en uno de los ingredientes más caros del mundo.
Recolección y Exclusividad
La trufa no se puede cultivar fácilmente, lo que la convierte en un producto escaso. Su recolección, es todo un ritual que involucra a perros entrenados (y en algunos casos cerdos) para localizar estos preciados hongos bajo tierra y extraerlos de la mejor forma.
El tiempo de recolección es limitado, ya que depende de la temporada de crecimiento. Esto, sumado a su complejo proceso de búsqueda, explica el alto precio que alcanza en los mercados internacionales.
Cómo Disfrutarla
La trufa es increíblemente versátil y se utiliza con moderación debido a su potente aroma. Algunos de los platos más populares son:
- Huevos trufados: Un clásico que resalta el sabor de la trufa al máximo.
- Pasta con trufa: Una preparación sencilla, donde la trufa rallada aporta sofisticación.
- Aceite de trufa: Ideal para aderezar ensaladas, pizzas o risottos.