Una vez que la mermelada haya alcanzado la consistencia deseada, es hora de envasarla. Lava bien los frascos de cristal y sus tapas con agua caliente y sécalos completamente antes de utilizarlos. Llena los frascos con la mermelada caliente, dejando un pequeño espacio en la parte superior para sellar. Asegúrate de limpiar cualquier derrame alrededor de los bordes de los frascos para garantizar un sello hermético.
Después de llenar los frascos, vuelve a colocar las tapas y apriétalas. estrechamente . Para sellar los frascos de forma segura, puedes sumergirlos en agua hirviendo durante unos minutos o utilizar el método de procesamiento con agua caliente. Una vez sellados, deje que los frascos se enfríen completamente a temperatura ambiente antes de guardarlos en un lugar fresco y oscuro. Tu mermelada casera se conservará bien durante varios meses si se conserva correctamente.
Ahora viene la mejor parte: ¡disfrutar de tu mermelada casera! Utilízalo para untar sobre tostadas, pan, galletas o incluso como acompañamiento de queso. También puedes incorporarlo a recetas de postres o utilizarlo como relleno de tartas y tartas.