En aquel entonces, seguramente se desconocía qué tipo de vino se producía. Lo más importante era conseguirlo y poseerlo. Para nosotros, el problema no reside en conseguirlo, ya que tenemos a nuestro alcance multitud de vinos, de distintas variedades y calidades. No obstante, en pocas ocasiones sabemos valorar lo que tenemos entre nuestras manos. ¿Qué es un vino crianza? ¿Y un vino joven? Vamos a resolver todas esas dudas.
Para empezar, es imprescindible conocer, de forma básica, los pasos para el proceso de elaboración del vino. Lo primero de todo es el tipo de uva que se escoge para procesar el vino. Hay muchos tipos, cada vino está compuesto por diversos tipos de uvas. A continuación, se lleva a cabo la cosecha o vendimia, que consiste en recolectar las uvas. Este paso no es tan sencillo ya que, según qué vino queramos conseguir, existe una época y un tiempo óptimo para cosecharlas, por lo que será escogido con precisión.
Cuando la uva ha sido cosechada, se transporta a la bodega para tratar la uva con el fin de conseguir un vino tinto o un vino blanco, y, seguidamente, se prosigue a la fermentación alcohólica.
El proceso de fermentación consiste en conseguir que los azúcares que se encuentran en el mosto del vino fermenten a través de la acción de las levaduras. A partir de este punto, el vino seguirá distintos caminos para conseguir un vino tinto joven, crianza o de reserva.