Antiguamente en los diferentes pueblos de la geografía española se usaba unos términos muy dispares para hablar de la producción de vino.
Después de pisar la uva, el zumo desprendido bien llamado el caldo de la uva o mosto era depositado en diferentes depósitos para su correcta fermentación, en algunos casos se optaba por las barricas de madera en las cuales se vertía el caldo que se había conseguido de la uva para fermentarlo y convertirlo en vino.
La fermentación del vino es un proceso realmente desconocido en muchos casos, y es el modo catalizador que transforma el zumo de uva a vino.
En la actualidad se utilizar diferentes recipientes para su correcta fermentación, recipientes de acero inoxidable, de vidrio.
Este proceso dura entre 10 y 15 días y es parte del proceso más importante en la elaboración del vino, ya que en este proceso se transforma el mosto en vino.
Tenemos que tener en consideración que en este proceso se produce la famosa separación entre las pepitas, y las pieles del vino. Estás partes de la uva se ubican arriba en forma de sombrero. A través de levaduras se empieza a transformar el vino en alcohol.