Comenzamos:
- Lavamos la naranja y el limón y las cortamos en rodajas finas o cubos.
- En una jarra grande introducimos todas las rodajas (o cubos) de fruta que hemos cortado, vertemos el vino en su totalidad y añadimos las cucharadas de azúcar.
- Removemos bien hasta que se disuelva el azúcar, también puedes cambiarlo por miel o agave.
- Si usamos licor, le añadimos un chorrito de algún tipo de licor más afrutado, por ejemplo ponche.
- Añadimos la gaseosa antes de servir y removemos. Por último añadimos el hielo y dejamos enfriar durante unos 5 minutos aproximadamente.
Te recomendamos que añadas el hielo como último paso, y que, en lugar de introducirlo en la jarra, lo añadas directamente en los vasos en los que vas a servir tu sangría.
Esto hará que la bebida no se "agüe" en exceso, ya que, con el transcurso del tiempo, los hielos se irán derritiendo, y si están incluidos en la jarra, toda la sangría se irá diluyendo con el agua que desprendan, lo que hará que pierda intensidad en su sabor gradualmente.
Disfruta de esta bebida muy fría, que te refrescará durante las horas de calor. Para un extra de frío, puedes meter los vasos al congelador unos 20 minutos antes de servirla, de esta forma aguantará fresca por más tiempo.